Rocio de La Vid, un vino que guarda la memoria y la conciencia
Hay
recuerdos que se quedan grabados no solo en la mente, sino también en la piel y
el paladar y precisamente el nombre de este vino es uno de recuerdos más maravilloso de mi infancia, cuando recorría
la viña en las primeras horas de la madrugada y probaba las uvas frescas y
heladas por el rocío que envolvía las parras y el sentir esas gotas de rocío en
las uvas en mi paladar era una sensación única, fresca y pura, sensación que
cuando somos niños todo se nos presenta de forma novedosa e intensa.
Este vino nace de
esas parras, que son centenarias, de una pequeña viña de no más de 1 hectárea, descansó en acero
durante un año, en quietud y silencio, permitiendo que el tiempo hiciera su parte. Se
afinó sin apuros, sin artificios, permitiendo que su carácter se expresara con
honestidad.
Conciencia
porque tiene características que son muy importantes y que transforman estos
vinos en vinos únicos, y es que la cepa país fue la primera cepa que se cultivó
en chile, y que por lo mismo son viñas muy antiguas, por lo tanto los vinos
elaborados con esta cepa son también culturales y patrimoniales, porque también
hablan de una cultura de elaboración, basada en el respeto por la tierra, una elaboración
lenta y artesanal y sin intervención
·
Cepa: País
·
Cosecha:
2022
·
Origen:
Viña centenaria, 1 ha, Laja
·
Vinificación:
1 año de guarda en acero inoxidable
·
Alcohol:
13.4%
· Sulfitos añadidos: No
· Acidez total: 4.99 g/L
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Producción
limitada: Sí
·
Intervención
enológica: Nula
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